miércoles, 19 de agosto de 2009

Se quejan de CFE

Dany tiene un cibercafé en Bucerías, o lo tenía, porque la semana pasada un pico de corriente le quemó siete de sus computadoras. Con las que le quedaron el negocio ya no lo es tanto, y no sabe a quién reclamar por los daños. Su vecino, en el minisúper La Hielera, apenas doblando la esquina, perdió un refrigerador ese mismo día.
“Aquí siempre hemos sufrido de subidas y bajadas de corriente muy feas. Estamos la verdad todos muy descontentos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero a ellos no les importa; se queman nuestros aparatos y nadie nos los paga”, dice con resignación el propietario del minisúper.
Él sí que sabe a quién debería reclamar Dani por sus computadoras: a la CFE; pero también le dice que no tiene caso, que es una lucha perdida, que la compañía se va a sacudir la responsabilidad y todo el tiempo, dinero y esfuerzo invertidos en la reclamación se irán a la basura.
“Por ejemplo yo, con el refrigerador, ése. Ya lo perdí, si voy a reclamar lo primero que hacen es pedirme una factura. ¿Cómo voy a tener la factura? Ese refrigerador tiene más de 20 años. Mejor le cambié el motor y el condensador completos, así sin pelear”, explica.
Para Dani la situación no es tan sencilla, porque en La Hielera no sólo venden productos fríos, ni tampoco es su único refrigerador. Él, en cambio, lo que vende es el uso de las computadoras que ahora no sirven. ¿Qué va a vender ahora?, se pregunta.
Los dos saben en qué momento exacto perdieron su inversión. La semana pasada, la CFE realizaba reparaciones en las líneas de transmisión en un tramo de la carretera Puerto Vallarta-Tepic, un par de cuadras antes de llegar al arroyo El Indio. Al terminar, subieron las cuchillas sin mayor precaución, la brusca subida de corriente se llevó varios aparatos en manzanas a la redonda.
“Yo la verdad les tengo pavor. Me la paso todo el día pendiente por si llegan. Porque cuando lo hacen cortan la energía sin avisar y también sin avisar la regresan, ahí es cuando se queman las cosas. Entonces yo nada más los veo llegar, le bajo a todas las pastillas. Mejor eso, que andarme peleando cuando sé que no se van a responsabilizar”, insiste el dependiente del minisúper.

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