lunes, 14 de septiembre de 2009

Cambian mesa directiva en Villas Miramar

La cita para los vecinos de Villas Miramar era el viernes a las ocho de la noche. Una hora antes comenzó el movimiento, fue en la parte de atrás, allá donde los servicios básicos, como agua y energía eléctrica son controlados por Ramiro Gómez Lizárraga. El supuesto líder arengaba entre las personas que otros aseguran ha él mismo incorporado a la colonia mediante el cobro de extrañas cuotas.
“Vayan. Vayan a la junta que están organizando para que escuchen y luego nos platiquen que dijeron”, les decía Ramiro a quienes forman su grupo de poder. Y lo hicieron, cerca de 200 personas se reunieron sobre la calle Pulpo de la polémica colonia. Los vecinos, que han ocupado extralegalmente las casas a medio construir por la inmobiliaria Inmoser, se reunieron para discutir, entre otras cosas, el futuro legal de sus promesas de compra-venta, esas que incumplió la empresa.
De pasada, el grupo opositor a quienes actualmente integran la mesa directiva de la Asociación de Colonos de Villas Miramar, hizo el llamado: el actual presidente, Ramiro Gómez y otros personajes habían estado lucrando con la situación, era hora de establecer una nueva representación, una que de verdad los defendiera.
Con esa premisa, se alzaron las voces para nombrar a los nuevos nombres. Uno a uno se presentan, Filiberto, el güero, queda como vicepresidente, el abogado que ha visitado en más de una ocasión a Paniagua, como presidente. El resto son vecinos conocidos, que aseguran apelar a la transparencia.
Las acusaciones contra Homero y Ramiro, se suceden, los de la parte norte, los que padecen el control de Ramiro, se sueltan, reconocen que su situación es inestable, que para permanecer en la colonia dependen de la puntualidad con que hagan sus contribuciones al líder. “Tenemos miedo, porque cuando nos vamos a trabajar no sabemos si al regresar vamos a encontrar a otra gente dentro de nuestra casa”, dicen uno y luego otro y luego otro más.
Entonces alguno reconoce que están ahí bajo la instrucción expresa de notificar a Gómez Lizárraga lo que en esa Asamblea acontezca. Se oye un silbido, y las voces que gritan “vámonos, vámonos” arrecian. El chiflido lo habría dado Ramiro, advierten algunos, era la señal para que se ausentaran, para reventar la asamblea y evitar que se erigiera una nueva mesa directiva.
Algunos atienden la instrucción, no todos. La presencia de vecinos con credencial de elector y promesa de compra-venta de la empresa suma unos 150, dicen los organizadores. Con los presentes se vota la institución de la nueva mesa directiva, es unánime. Ahora falta que el Ayuntamiento reconozca su representación.

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