jueves, 24 de septiembre de 2009

Les falta ‘calorcito’ a los de La Loma

Quiere ‘calorcito’, un apretón de manos, un abrazo salamero o preferentemente un voto en las elecciones. Martín Estrada, el dirigente del Partido del Trabajo en Bahía de Banderas ayer reconoció que, aunque no cobra ni se queda con un peso de lo que se recauda para la formación de sus colonias ‘sociales progresistas’, si lo hace “de amigos”, a cambio de reconocimiento político.
Cuando se le pregunta por el abandono en que dejó a los vecinos de la colonia La Loma, en Valle de Banderas, frunce el ceño y espeta que no es él quien los abandonó sino ellos a él. Asegura que salvo unas diez o quince personas, hace más de dos años que otros 100 vecinos de la colonia dejaron de acudir a las reuniones en las que se trabajaba en pro de la urbanización y de la regularización de los terrenos.
“Son 115 terrenos los que logramos colocar ahí. Es una de las colonias que más trabajo nos ha costado, fue muy difícil. Hace como unos cuatro años, en 2005, yo logré entregarles ya los predios, con las calles. En 2006, los organizamos para que se cooperarán y se les pusiera el drenaje. Luego vino la carrera política en 2007-2008, y yo la verdad no vi calorcito”, explica el regidor.
Martín Estrada no esperaba, dice, solamente votos; pero sí al menos una invitación para hacer la campaña con ellos. Acercamiento, muestras de la amistad que había estado sembrando. No hubo. La gente de La Loma sencillamente se olvidó de lo político y ahora, Martín también se olvida de ellos.
Cuando es preguntado sobre la certidumbre jurídica de esos predios reconoce que, como María, la mayoría sólo cuenta con el contrato de compra-venta que emite la asociación que conformaron para fundar la colonia. Dice que más que requerirse de su presencia en el ejido, como el mismo núcleo agrario le ha solicitado a la vecina, lo que hay que hacer es busca la integración de esa parcela a Corett, para regularizar todos los terrenos.
“Pero si no se reúnen ellos, yo ya no pienso estar empujando, es muy cansado y con quince o veinte no se pueden tomar acuerdos. Además tampoco puedo meterle de mi bolsa, hay que ir a México -uno o dos viajes- para ver cómo está la situación y luego repartir que unos cinco mil pesos acá, otro poquito allá, para que nos ayuden a destrabar el problema. No puedo, eso le corresponde a quienes quedaron en la mesa directiva de esa asociación”, se excusa.
Luego cuando se habla de que entre las obras prioritarias para el municipio establecidas en el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) la electrificación de esa colonia se encuentra en la posición 64 y no pasa nada, asegura que eso no depende de él. También se encoge de hombros cuando se le pregunta por los postes que se colocaron para alimentar de energía sólo una de las casas, la del chofer del presidente municipal.
Entonces asegura que con gusto los apoya para negociar con el alcalde, si es que se manifiestan así todos juntos. Para hacerlo exige que se organicen, que trabajen por su propiedad.
“Si se reúnen y me invitan, me piden que les ayude. Yo con gusto lo hago, nos organizamos y venimos a hablar con el presidente municipal. Pero que me inviten ellos, como me han pedido ayuda algunos para construir y los hemos acompañado a Desarrollo Urbano”, dice.
Pero antes de concluir los descalifica. Asegura que lo engañaron, que hay gente ahí que evidentemente no requiere la vivienda, o que una vez que se urbanizó un poco vendieron en diez veces más, de los cuatro mil pesos que les costó, el terreno.

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