lunes, 7 de septiembre de 2009

Falta de cupo e infraestructura detienen inscripciones

Daniela no tuvo clases si no hasta el viernes pasado, es decir, duró casi quince días más de vacaciones porque sus papás tuvieron que mudarse de Puerto Vallarta a San Vicente, en Nayarit. Y no es que Daniela (sus padres pidieron proteger el nombre real) no tuviera maestro, como no lo tuvieron los pequeños de Higuera Blanca; fue peor, ella no tenía escuela.
La pequeña no fue inscrita en una escuela de San Vicente con anticipación, relatan los padres, porque la mudanza se dio de pronto. Así, con las complicaciones del movimiento, resolver la escuela de la niña quedó para el mismo lunes en que empezaba el ciclo 2009-2010.
La madre llegó temprano el 25 de agosto a la escuela ubicada en el centro de San Vicente, la más cercana a su casa, y se formó para inscribir a la niña. Pronto se dio cuenta de que empezarían los problemas.
Apenas escuchó que no habría cupo en el turno matutino de la primaria, se movió a la fila del turno vespertino. En segundo grado, el que debe cursar Daniela, asegura que alguien le dijo, había cuatro o cinco lugares.
“Yo era la quinta en la fila, me atendió la maestra de ese segundo que porque no estaba la directora. Cuando me atendió, apenas vio la boleta de la niña, me dijo que no me la podían aceptar por el promedio”, explica la mamá de Daniela.
Lo que siguió fue deambular de trámite en trámite, hablar con el supervisor de zona y finalmente encontrar, quince días después, el viernes pasado un lugar en el turno de vespertino de una escuela al otro extremo de la población.
“Mi esposo habló con el supervisor y él le dijo que no era por el promedio, sino porque no había cupo por lo que no la aceptaban en la escuela que nos queda cerca. A mí la maestra me dijo que era por las calificaciones”, insiste la mamá.
El caso de Daniela no es aislado, las escuelas en las principales poblaciones de Bahía de Banderas tiene grupos con un número de alumnos por encima de lo que recomienda la pedagogía. Así, cuando alguien nuevo llega al barrio es difícil que pueda ingresar a la escuela.
Es el director de la escuela primaria Independencia, el turno matutino del inmueble ubicado frente a la plaza principal de San Vicente, Luis Gildardo García Delgado, quien explica de mejor manera el problema: “Si la niña fuera a sexto, ustedes, la prensa, no estarían aquí. Porque en sexto es en el único grado que todavía tengo cupo”.
No miente, pedagógicamente no se recomiendan grupos más grandes de 35 alumnos, en su escuela todos lo rebasan; de hecho, la mayoría están por encima de los 40 alumnos. En total, con trece salones de clase, la primaria atiende a 515 alumnos: un promedio de 39 alumnos por maestro.
“El problema se acentúa con nosotros, en el turno matutino, porque la gente prefiere que los niños vengan en la mañana. Todos nos dicen que es por el trabajo. Además somos la escuela que está en el centro del poblado, le quedamos cerca a todos Yo creo que es porque damos mejores resultados, lo dicen las pruebas de Enlace. Pero yo lo que les digo es que no es por los maestros, muchos son los mismos, la diferencia la hacen los padres de familia, que por las tardes pueden prestar mejor atención al desempeño de sus hijos”, explica.
Con todo, reconoce que el problema tampoco es exclusivo de su turno, ni de su escuela. Incluso la otra primaria, ubicada en uno de los extremos de San Vicente, tampoco tiene cupo en la mañana y, en algunos grados, también hay listas de espera en la tarde.
“Lo que pasa es que la población está creciendo mucho, pero las nuevas colonias evaden construir las escuelas que corresponden. Yo le aseguró que si las entregarán, ahorita no tendríamos estos problemas”, concluye García Delgado.

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