domingo, 20 de septiembre de 2009

Denuncian por despojo a hijo de un ex gobernador

Al principio todo era amor, miel sobre hojuelas. Hoy la historia de Nadia Sabrina Leyva Ruelas es amarga, porque le han arrebatado su propiedad y el de quienes confiaron en ellas, todo por una disputa con su todavía esposo, quien ha actuado de mala fe para despojarla de su casa con la ayuda del hijo del gobernador de Jalisco, Carlos Rivera Aceves.
Los sucesos no son muy diferentes de los que rodean a una gran cantidad de divorcios. Nadia Sabrina se habría enamorado de William John Wojcik, con quien contrajo nupcias en México bajo la modalidad de sociedad conyugal, es decir por lo que comúnmente se conoce como bienes mancomunados.
Compraron una casa en el desarrollo Vallarta Gardens a Carlos Rivera, el hijo. Y comenzaron a pagar las mensualidades. Luego, Bill, como llamaba a su esposo, abandonó el hogar y nunca regresó. Cuando Nadia terminó de pagar y pidió las escrituras a Rivera, comenzaron los problemas, que terminaron con la expulsión de la mujer de la casa por parte del gerente del desarrollo, Abel Santos, y el saqueo de la propiedad.
Su abogado, Pedro Parada, explica que aún cuando Bill pudiera haber sido quien pagó la casa en su totalidad, al estar casado por sociedad conyugal cuando la compraron, no se puede hacer ninguna transacción legal mientras corra un proceso de divorcio, mismo que comenzaron cuando se supo que ya Bill no regresaría.
“Tenían obligaciones y beneficios recíprocos sobre la propiedad porque se casaron en México por el régimen de sociedad conyugal. Esto quiere decir que todo lo que construyan patrimonialmente es de los dos. Adquirieron una casa en Vallarta Gardens y un buen día él decidió ir a Estados Unidos a atender sus negocios y ya no regresó. Hubo un tiempo en que ella no supo más de él, como dos años y medio. Un buen día él le dijo que ya no regresaría a México y que cuando lo hiciera sería sólo para arreglar la separación”, explica el abogado.
A partir de la separación comenzó la agresión de parte de Carlos Rivera. Ella le pidió escriturar la casa, que ya estaba pagada al ciento por ciento, pero el hijo del ex gobernador le dijo que hacían falta detalles para poder hacer la escritura y que requería de la presencia de Bill.
Después, la administración del condominio comenzó con las presiones: le suspendieron agua y le suspendieron gas. Ella trató de cubrir esos servicios de manera individual, contratando una pipa de agua para su cisterna y gas en cilindro, pero no dejaban entrar a los proveedores, por lo que presentó una denuncia penal.
“Se habían puesto de acuerdo con su esposo para recomprarle la casa a un precio castigado y dejarla a ella en la calle. Como tomamos algunas precauciones legales, levantando la demanda de divorcio en el juzgado civil y la penal, y como eso trascendió se llegó a un momento álgido el pasado viernes 11 de septiembre, cuando tomaron venganza”, relata el abogado.
Nadia salió de su casa, como lo ha venido haciendo todos los días, en la mañana; porque se dedica a la administración de casas y condominios y debía atender su negocio. Cuando regresó, cerca de las 16:00, los elementos de seguridad del desarrollo ya no le permitieron el ingreso usando como argumento que el dueño, su todavía esposo, había dado esas instrucciones y asegurando que él ya había sacado los muebles de la casa.
Nadia tenía dentro de la propiedad cerca de 300 mil pesos en efectivo, algo de ella y mucho de los propietarios de las casas y departamentos que administra. Cuando le impidieron el paso, todavía adentro había personas saqueando la casa. Procedió a llamar a la Policía, pues el delito era flagrante, pero le dijeron que no podían allanar la propiedad privada.
“Es cierto, no pueden allanar en condiciones normales; pero si hay un delito ocurriendo no sólo pueden sino que deben de prestar auxilio a la propietaria. Iba pasando por ahí una unidad de la Policía Estatal Investigadora y ellos fueron los que llamaron a los guardias de seguridad para señalar que no le podían impedir el paso”, insiste el abogado.
El gerente salió con una hoja blanca con una leyenda en letra simple en la que supuestamente el esposo ordenaba que no le dieran el paso. La PEI les señaló que el documento no representaba un ordenamiento judicial y que no bastaba para impedir el paso. De cualquier manera no hubo acceso.
Nadia acudió al Ministerio Público para solicitar la actuación de las autoridades, pero la agente se negó a acudir. Sólo aceptó integrar la denuncia y consignarla posteriormente, a pesar de que es esta instancia la responsable de verificar la flagrancia. Apenas se le tomó declaración y el proceso corre lentamente, por lo que Parada advierte posible ingerencia de algunos políticos.
“Estamos preocupados. ¿A dónde vamos a acudir en el reclamo de justicia? Obviamente el desarrollador, uno de los socios de Carlos Rivera que es propietario de la casa 18, llegó con el engaño de que quería comprar la casa un martes antes. Estaba evidentemente obteniendo información para el despojo, coludido con Rivera y con Bill”, cuenta.
Por lo pronto, Rivera, Abel Santos, el personal de seguridad y administrativo que resultara coludido han sido señalados en una nueva denuncia, esta vez por despojo.

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