miércoles, 23 de septiembre de 2009

Reparten luz sólo a los consentidos

En Bahía de Banderas la luz no llega para todos. Al menos así parece decir con sus acciones el gobierno municipal; al menos así lo denuncian vecinos de la colonia La Loma, una de esas que surgieron al cobijo de la ideología ‘social progresista’ que tanto impulsa el regidor Martín Estrada, en la que luego de años de pedir el servicio de electrificación recibió un pequeño adelanto, la conexión exclusiva para la casa del chofer del presidente municipal, Santiago Gómez Navarro.
La historia es añeja. La colonia La Loma se fundó hace cerca de diez años, cuando el profesor Martín Estrada comenzó a reunir a la gente para hacer una vaquita con la cual adquirir el terreno para después urbanizarlo.
Martes a martes, durante mucho tiempo, los interesados se reunían con el político y aportaban lo que estaba a su alcance, entre 100 y 200 pesos semanales. Los predios de ocho metros de frente por 16 de profundidad se fueron repartiendo. Las calles después se marcaron. Los servicios en cambio tardaron.
Hace apenas cuatro años María, se protege su nombre porque teme represalias, recibió su terrenito en posesión, sin documentos sino apenas un ; apelando a la buena voluntad de Estrada. Después de casi seis años de aportar, ella y su familia por fin veían la posibilidad de dejar de pagar renta.
La falta de servicios hizo que esa intención de comenzar a construir se pospusiera casi tres años más. No había agua, ni luz y así era imposible pensar en vivir. Hace poco más de un año, apenas después de las elecciones, los colonos se reunieron y cooperaron con los materiales para que el gobierno municipal les pusiera la red de agua potable y drenaje.
Esa fue la última de las gestiones de Martín Estrada para con los vecinos. Algunos de ellos platican que, como en los sufragios de Valle de Banderas no se vio reflejada su preferencia por el PT, Estrada los abandonó y dejó de realizar las reuniones de todos los martes.
Por eso, aunque ya todo está listo para urbanizar, el siguiente paso que era la ampliación de la red eléctrica se detuvo. También se detuvo la regularización. María, por ejemplo, ha intentado ir a pagar el predial, a hacer el contrato del agua y el de la luz. No puede porque el ejido no le ha entregado constancia de posesión.
En el núcleo agrario de Valle de Banderas le dicen que para poderlo hacer, como el predio está a nombre de la asociación civil que preside el ahora regidor petista, ellos tienen que notificar de la entrega al ejido. No ha sido así, y como no se han dado las reuniones con Estrada desde hace más de diez meses. Las cosas siguen atoradas.
Por eso, a los pocos vecinos que incluso sin energía eléctrica se han atrevido a mudarse, les llamó la atención que en una de sus orillas una cuadrilla del Ayuntamiento de Bahía de Banderas colocara postes.
“Pensamos que ahora sí la iban a poner, pero sólo pusieron dos postes. Allá en la esquina por donde vive ‘Chago’, el chofer del presidente. Les pusieron los cables y hasta las lámparas del alumbrado para la calle. Pero ahí se detuvieron.
Cuando los vecinos se acercaron para ver si les iban a poner luz también a ellos, los empleados municipales les respondieron con un tajante no. Luego les pidieron que fueran a preguntar en la presidencia por qué era que a esa casa sí y al resto de la colonia no. Los vecinos ya lo sabían.
“A ellos les pusieron la luz por sus influencias. Ni siquiera vivían aquí todavía, se mudaron apenas hace dos semanas. Así es esto, hay que tener influencias para recibir los servicios”, dice con cierto desencanto María, mientras sus dos hijas adolescentes escuchan desde adentro de la casa.
El reclamo no es en vano, si bien la colonia se hizo como generalmente se instalan las colonias que impulsa Martín Estrada: exigiendo al municipio la dotación de los servicios básicos; la ampliación de la red eléctrica en La Loma, de Valle de Banderas, es una de las obras marcadas como prioritarias en el Plan de Desarrollo Municipal.
El documento incluso la coloca por encima de muchas de las obras que ya se han realizado en la población, es apenas la número 64 en la lista del Fondo de Infraestructura Social para todo el municipio.
Las preguntas que se hacen María y otros vecinos son varias. ¿Por qué si ya se puso la obra en el orden de la prioridades, estas no se respetan? ¿Por qué se les otorga el servicio sólo a los preferidos del alcalde? ¿Por qué Martín Estrada los abandonó? ¿Acaso porque ya le terminaron de pagar los terrenos?

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